El puño de amura es el orificio interior, situado en el ángulo de 90º próximo al mástil de la embarcación; el puño de escota es el orificio exterior, que podemos encontrar justo en el extremo opuesto. El pajarín se amarra al puño de amura, y el contrapajarín o inhaul, por su parte, al puño de escota.
Estos dos cabos de control cumplen la función mantener tensado el tercio inferior de la vela mayor. Cuanto más fuerte sopla el viento, mayor es la tendencia de la vela mayor a embolsarse. Si permitiésemos que esto sucediese, su rendimiento empeoraría de forma considerable, ya que la superficie que la tela opondría al viento sería mejor. El pajarín y el contrapajarín, combinados, evitan este problema.
La tensión en el pajarín controla específicamente el llenado en el tercio inferior de la vela mayor del velero. Cuanta mayor sea la potencia que se precise, más amollado -es decir, más flojo- deberá estar el pajarín. Se podría decir, a modo de breve resumen, que el pajarín sirve para reducir la potencia de la mayor. Esto resulta especialmente importante cuando el barco tiene tendencia a orzar, es decir, a alinear la proa con la dirección del viento.
No debe confundirse la función que realiza el pajarín con las que tienen el cabo de driza, el Cunningham y la flexión de palo. El juego entre todos ellos controla la situación de la vela mayor a lo largo de todo el pujamen, mientras que el pajarín únicamente influye en el tercio inferior de la vela.
Como ya hemos mencionado, un extremo del pajarín se amarra al puño de escota de la vela mayor. El otro extremo normalmente se amarrará a una polea en el extremo final de la botavara (la percha horizontal, perpendicular al mástil, a lo largo de la que se extiende la vela).
El contrapajarín, por su parte, regula la redondez en la parte inferior del grátil, que es el extremo horizontal, paralelo al mástil, de la vela del barco. El nivel de tensión del contrapajarín hará aumentar o disminuir el tamaño de la arruga que se crea en la vela, en función de lo que se necesite en cada momento.
Podemos encontrar cabos para el pajarín y el contrapajarín de muchos materiales diferentes, aunque los más habituales son el nylon, el poliéster y el polietileno Dyna.
El nylon, un material plástico de gran fortaleza y capacidad de estiramiento, es un buen candidato para el pajarín y el contrapajarín. Sus principales pegas son la vulnerabilidad a la humedad y a los rayos ultravioletas de sol. Por ello, está siendo sustituido progresivamente por el poliéster, aunque, con cuidados adecuados, el nylon sigue siendo muy útil.
El poliéster y el polietileno Dyna son dos materiales también sintéticos y muy resistentes al sol, la humedad, la sal y, en general, todos aquellos elementos presentes en el mar que pueden dañar los cabos. Son fibras que se utilizan extensamente, tanto en la náutica convencional como en navegación de competición, en este último caso destacando, sobre todo, el polietileno.
Independientemente del material que escojamos, el pajarín y el contrapajarín son dos cabos fundamentales para la buena marcha de nuestro velero, por lo que deberemos preocuparnos de su mantenimiento y, por supuesto, dominar su manejo y comprender su utilidad en las diversas situaciones de viento y oleaje con las que podemos encontrarnos cuando nos lancemos a navegar.